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Vemos en Ilustrae.com un divertido ejemplo de lo que los anglosajones llaman chilling effects, y que hemos traducido aquí alguna vez como efectos acongojantes en Derecho.
Así se las ingenia un restaurante de carretera para conseguir que los clientes solo consuman sus productos y no se traigan la fiambrera de casa.
El rótulo advierte de "riesgos biológicos" para la “salud pública” en caso de que el cliente introduzca comidas del exterior (del restaurante, no de la galaxia, se entiende). Y para ello esgrime el Real Decreto 664/1997, de 12 de mayo, que regula, nada menos, que la protección de los trabajadores contra los riesgos relacionados con la ¡exposición a agentes biológicos durante el trabajo!
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