|
||
Español | English |
Hace poco aludíamos medio en broma al Derecho Polar como nueva especialización jurídica con el telón de fondo del cambio climático. Pues bien, un ayuntamiento de Alaska acaba de acaba de demandar a Exxon y otras cuantas compañías eléctricas y petroleras, por su contribución al calentamiento global. Los munícipes denuncian que la capa de hielo les protegía, ya que la economía local se basaba en la pesca de salmón y la caza de focas. Al fundirse el hielo la primavera llega antes y las olas provocadas por las tormentas dañan la costa e impiden la caza.
Ante esto hay quien se pregunta lo siguiente. Si, como parece claro, las compañías energéticas causan daños al medioambiente y de forma indirecta perjudican los intereses de los demandantes, ¿no deberían estos demandarse también a sí mismos? Supongo que los intrépidos alascanos, salvo que vivan en la Edad de Piedra, se calientan con combustibles fósiles, viajan en vehículos a motor (aunque sean motonieves) y generan basuras, como todo quisque. Los letrados que han redactado la demanda habrán consumido lo suyo en transportes, electricidad, etc. Todos, en mayor o menor medida, contribuimos al calentamiento de la atmósfera y sufriremos – sufrimos ya – sus efectos.
En todo caso, si la demanda prospera, y otros tribunales se suben al carro indemnizatorio, no es difícil figurarse la nube gigante de pleitos que se cierne sobre el planeta cuando el nivel del mar comience a elevarse y los propietarios de hoteles y propiedades en las playas del mundo se empiecen a mojar los pies. ¿Estamos en vísperas de la tormenta jurídica perfecta?
Fuente | Slashdot
Actualización | 5 comentarios en Menéame
Comentarios | Enlace permanente | Recomendar: