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Un letrero muy revelador

Foto: Javier Muñoz, con licencia CC

Este letrero recibe a los miles de visitantes que entran cada día en los ascensores de la sede general de los juzgados de Plaza de Castilla, en Madrid, al objeto de informar al justiciable sobre la planta en que se encuentra el juez que ha de disponer de su destino.

El cartel no tiene nada de particular, salvo que los Juzgados de lo Penal indicados fueron trasladados a otro edificio en la otra punta de la ciudad ¡hace ya más de seis años!. Desde entonces la sede se ha reorganizado varias veces, se han incorporado los nuevos juzgados de Violencia contra la Mujer (sí, se llaman así), han cambiado las salas de abogados, etc. En definitiva, cualquier parecido con lo indicado en el rótulo y la realidad es pura coincidencia.

A pocos metros cuelga otro cartel que sí indica la información correcta. Ambos coexisten pacíficamente y sirven con eficacia a su destino compartido: despistar lisérgicamente al personal, ofuscar a los pobres testigos que vienen por primera vez a un juicio, marear al ciudadano para que cuando llegue, si llega, a la sala de vistas, esté tan sofocado y aturdido que no pueda decir ni mu y el fiscal y/o el juez se lo merienden con patatas fritas.

Pero bueno, pelillos a la mar, la tardanza en renovar la señalización  no es para escandalizarse teniendo en cuenta que los procesos penales se rigen por una ley publicada en octubre de 1882 y más parcheada que el ojo de un pirata. Se anuncia una pronta reforma de la norma, o sea que extrapolando el dato podemos calcular que nuestro letrero será renovado en el año 2136. ¡Paciencia!

 



Por javier muñoz, 25 May 2009
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Comentarios

¡Y qué puesto en razón lo de la función aturdidora! De hecho, bien sabes que el dorado panel es vecino de unos ascensores antediluvianos que finalizan, con toda coordinación y coherencia, esa tarea de aturdir al justiciable, pues no es hombre (hombr@, se entiende) quien no haya sentido pánico en los 35 minutos y medio que tardan en abrirse esas puertas tras llevar a su teclado la (des)información proporcionada por el letrero de autos, debiendo entretanto compartir cubículo con toda suerte de malhechores (lo digo por los reos, no por los funcionarios), que a lo peor no conocen lo de las puñetas de los jueces (igual se saltaron aquel número de la Gazeta) y se pueden pensar que uno lo es, teniendo en tal caso tiempo de sobra para descuartizarnos varias veces o, siendo algo más pacíficos algunos de ellos, mirarnos mucho, muy fijamente y muy mal.

Un post muy revelador, como siempre. Un abrazo,

Ricardo.

1 | Enviado por Ricardo el May 25, 2009 a las 3:26 PM

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