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El mundo ferroviario es un hábitat aparte cuya regla esencial es la repetición, la programación de eventos necesariamente rotatorios y el automatismo sin fin. Para que todo funcione, los trenes tienen que salir a la hora y llegar a su destino en su momento exacto. Saltarse una rutina puede suponer un descarrilamiento. Quizá por eso es un entorno cargado de reglas y prohibiciones antiguas, que sobreviven porque alguien las impuso en un tiempo remoto, seguramente por algún motivo tan razonable entonces como incomprensible ahora.
Así, hasta hace unos días estaba prohibido hacer fotografías en las estaciones españolas de ferrocarril sin un permiso especial. Vía Libro de Notas, nos enteramos de que las autoridades ferroviarias han comunicado que, a partir del pasado 1 de abril desaparece el requisito de poseer un "carnet de aficionado" para hacer fotos en sus estaciones.
El mérito corresponde a un grupo de aficionados al tren de alta velocidad (¿ferrotrastornados?), que montaron una curiosa campaña en contra de la prohibición: llegaron a conseguir una autorización falsa a nombre de un personaje histórico y otra a favor de Gorka Loran Lafourcade, terrorista condenado por atentar contra el sistema ferroviario.
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