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Las consecuencias imprevistas de las leyes son aquellas que desbordan los resultados originalmente previstos para una situación concreta. A veces son beneficiosas: véase como ejemplo la legalización del aborto, que se dice que reduce a la larga los índices de criminalidad. O los privilegios de caza reservados para la nobleza en tiempos medievales, que sirvieron indirectamente para proteger el medioambiente y dieron origen a los actuales parques naturales.
Pero lo habitual es que los resultados sean negativos o perversos, en consonancia con la inevitable Ley de Murphy. Álex Guerrero relata un caso kafkiano en el blog La Moqueta Verde:
Recientemente, en un viaje a Miami, estuve hablando con una abogada local y me comentó el extravagante caso de los "agresores sexuales". Las leyes de Florida obligan a los acusados a no salir de su condado, y a permanecer a más de 800 metros de cualquier lugar donde se reunan niños, sean escuelas, parques o centros de día.
En el caso del condado de Miami-Dade, eso sólo deja la islita debajo de un puente que une a Miami con la isla de Miami Beach, de modo que decenas de hombres y jovenes viven hacinados en tiendas de campaña a la espera de juicio, que puede tardar un mínimo de varios meses y en ocasiones años. [...] El año pasado, ante la llegada de tormentas tropicales, tuvieron que huir dado que la isla se estaba inundando. La policía, al revisar la zona a la mañana siguiente, observó que los hombres no estaban -bajo las aguas- y los llevó a juicio por no permanecer en la isla. El juez, obviamente, se llevó las manos a la cabeza lo kafkiano de la situación.
[¡Gracias por la pista, srlobo!]
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