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Claire Cameron, periodista del New York Times, ha elaborado una lista de últimas palabras de condenados a muerte en el Estado de Texas, a partir del sitio web del departamento estatal de justicia.
Desconozco el motivo burocrático o jurídico por los que el Estado anota y publica estos últimos testimonios. Sin embargo, no cuesta nada detectar una vomitiva hipocresía en el hecho de que la Justicia elimine físicamente a los delincuentes más graves, privándoles del derecho más fundamental imaginable, y al mismo tiempo preserve con poética delicadeza sus últimas palabras sobre la Tierra.
Traduzco algunas frases que integran este inquietante y morboso memento mori:
Nada que lo pueda decir puede cambiar el pasado.
Me gustaría decir adiós.
Mi corazón va a cien por hora.
¿Está encendido el micrófono?
No tengo nada que decir. Estoy apesadumbrado por lo que hice.
Estoy nervioso y es difícil aclarar mis pensamientos. A veces no sé qué decir.
Hombre, hay un montón de gente ahí.
He venido hoy aquí a morir, no hacer discursos.
¿Dónde está la madre del Sr. Marino? ¿Recibiste mi carta?
Me gustaría morir más de una vez para decirle cuánto lo siento.
¿Podría usted por favor, dígale a esa señora de ahí - ¿Puedo verla? No me está mirando - Quiero que entiendas algo, no me tengas odio. Quiero que lo entiendas. Por favor perdóname.
No creo que el mundo vaya a ser un lugar mejor o más seguro sin mí.
Lo siento.
Quiero decirle a mi mamá que la quiero.
Me estoy portando como un hombre.
No podría aguantar una cadena perpetua.
Iba a contar un chiste. La muerte me ha liberado. Ese es el mayor chiste.
Dígale a todos que me he puesto hasta arriba de pollo y chuletas de cerdo.
Agradezco la hospitalidad y el respeto que me han mostrado, y la última comida estuvo muy rica.
Decidles a los otros condenados a muerte que no llevo pañal.
De Alá venimos y a Alá volveremos.
Se cometen errores, pero con Dios todo es posible.
Toda mi vida he estado encerrado.
Dadme mis derechos. Dadme mis derechos. Dadme mis derechos. Dadme mi vida.
Estoy cansado.
Me merezco esto.
Una vida por una vida.
Es mi hora. Es mi hora.
Estoy listo, alcaide.
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